Recomiendo el hotel Conde Luna al 100. Está situado en pleno centro de la zona histórica de León, con la Catedral a cinco minutos caminando. A pesar de eso, dentro del hotel se disfruta de un silencio sorprendente, que se agradece cuando vuelves buscando descanso. Las habitaciones son enormes, en mi experiencia, entre dos y tres veces más grandes que la medida en hoteles de este tipo. El personal es atento y educado. En este viaje se me olvidó el cargador del móvil, y en Recepción me dieron uno sin la menor pega, con lo cual, mi problema quedó resuelto en menos de tres minutos. Muy limpio, especialmente de agradecer en los cuartos de baño. Las camas son comodísimas, y las almohadas... una gozada. El remate fue descubrir que en la novena planta tienen un restaurante y una terraza bar con unas vistas espectaculares. Cómo puntos negativos, y la verdad es que me cuesta decir nada porque el conjunto general es tan nuevo como para recomendarlo al cien por cien, y repetir hotel en la próxima visita a León, pero diré que el ministerio de la habitación debería mejorar, aunque sea para hacerlo algo más apetecible, y la verdad, poco más. Uno hotel de cuatro estrellas al que yo le pongo cinco.