Paula Garcia de Mora Calero
He llevado a mi perro Terry desde que lo acogimos en nuestra casa. De unas formas u otras intentaban sacar más dinero del que se debería reclamar por vacunas y pastillas necesarias para llevar una vida normal de perro. No pensé mal de ellas porque realmente quería el mejor cuidado para mi perro ya que era lo más importante para mí, su salud, por ello no me importaba dejarme un dinero en el que sabía o que pensaba que necesitaba todo lo que ellas me decían. A principios de este año mi perro se puso malo con toses raras y falta de aire, por eso lo lleve a que lo examinarán para ver qué le podía pasar. Me dijeron que podría ser un resfriado, que le diera un jarabe y unas pastillas las cuales no fueron baratas. Tras pasar unas semanas o incluso un mes mi perro seguía igual, no se le iba la tos y de hecho le aumento, el luchaba porque es un perro fuerte y muy alegre aunque se le notaba el cansancio y la falta de aire. Antes de volverlo a llevar a la veterinaria para que me dijeran que le pasaba me di cuenta de que le había salido un bultito en la pata izquierda de atrás, me asusté y con más razón lo volví a llevar. Por lo que era la tos me cambiaron de versión diciendo que tenía bronquitis crónica cosa que nunca le había pasado y por el bultito lo examinaron y misteriosamente no era nada, la chica dijo que era un supuesto cayo infectado, todo esto con un coste bastante alto el cual yo pagaba por querer ver sano a mi perro. Harta de ver que la cosa empeoraba, que le seguía la tos y que el bulto cada vez estaba peor decidí ir a otra veterinaria para tener más opiniones. Cuando fui inmediatamente le cogieron muestras del bulto, le hicieron una radiografía y me dijeron lo que le pasaba, en el mismo día sin conocerlos de nada supieron y fueron capaces de descubrir que mi perro tenía una metástasis, que se le había espandido al corazón y le impedía respirar, que ese supuesto cayo era un tumor y que se le había espandido con tanta rapidez que ya no podía hacer nada. Le recetaron unas pastillas y el bulto mejoró, su tos seguía pero no era tan fuerte, el estaba luchando y tanto que si lo hacía, quería seguir aquí conmigo pero ya no podía mas, tenía ya 12 años pero se que se podía haber ido de una forma más natural, más digna, de la que yo y mi familia podiamos haberlo esperado. No quise martirizarme pensando que si lo hubiese llevado a otro sitio el podía haber estado más tiempo conmigo. Por eso escribo esto en su honor, porque he intentado por todos los medios que el esté sano y feliz junto a su familia. Esta clínica solo me quiso sacar el dinero y yo confíe en ellos, no espero influenciar a nadie pero quiero que se conozca esta historia porque mi perro lo fue todo para mí y ellas parece que me quisieron tomar el pelo, a mi y a todos los que se lo hayan hecho.