No todas las luchas se libran en un campo de batalla, ni todas las cicatrices son a consecuencia de una guerra.No todos los escenarios de dolor son los mismos, ni las causas que lo provocan pueden explicarse.No hay una ciencia, ni siquiera la medicina que pueda determinar si lo que puede ocurrir será para bien o, por el contrario, para mal.No es el ser humano la única especie capaz de enfrentarse al abismo y obtener por ello el mérito al estoicismo.Siento la necesidad de contaros cuál fue mi victoria y quienes, junto a mis dueños, me ayudaron a lograrla.Mi nombre es Dukan y soy un Westy. Me encanta la fruta y no como de mi pienso si no es porque mis amos me lo compensan con un poco de carne a la plancha. Parece ser, según mis tripas, que una noche me quedé con hambre y encontré en la cocina, en un cajón de patatas, lo que para mí es un suculento manjar un par de albaricoques Saboreé sin que lo supieran uno de ellos pero, cuando iba a por el segundo mi dueña me vio. Nerviosa me lo sacó de la boca pero, su duda era el número de albaricoques que había.Transcurrieron los días ante la atenta mirada de mis dueños, cualquier síntoma o cosa extraña que me ocurriese no iba a pasar desapercibida y, así fue como una noche comencé a sentirme incómodo, apenas me podía tumbar, me movía de un lado a otro, buscando el consuelo de mi dueña, tenía náuseasRápidamente me llevaron al veterinario donde tras las explicaciones pertinentes me hicieron una radiografía y me pincharon. Nos fuimos a casa porque no vieron nada raro en la prueba, pero una vez allí me puse peor. Volvimos al veterinario y, sin nada que estos pudieran hacer por mí, nos dirijimos al Hospital Stolz, del que ya era usuario, pues lamentablemente hace un par de años ingresé muy malito, por culpa de una pancreatitis que, afortunadamente supieron diagnosticar y curar.Me gusta este Hospital, me gustan los profesionales que en él trabajan, son entregados, cercanos, amables, tanto con los animales como con sus amos, cada uno dentro de su especialidad son verdaderamente mágicos. Me han hecho y me hacen sentir como en casa.Sé que les he dado mucha guerra, mi guerra, la que yo peleé y en la que ellos nunca me dejaron.Iba a ser fácil pensaba, es sólo quitar el hueso que mi mami no sabe si me comí. Pero todo se complicó, de nuevo mi páncreas se sumaba a mi sufrimiento, todo por dentro se adhería a mis órganos, impidiéndome comer, provocándome el vómito e hinchándome igual que un globo.-Se está muriendo Les dijeron a mis papás, tras una semana de mi operación.Pero Yo no me quería morir y, por suerte, mis papás así lo vieron.Una pre-autopsia les dijeron, que mal suena eso.Yo no estaba dispuesto a abandonarlesY así ha sido, un mes después, con dos operaciones a mis espaldas, con la muerte rozándome mis pezuñas, un intestino remendado, unas bacterias rebeldes y un páncreas castigado pero tan fuerte como yo he vuelto a casa, a mi camita y con mis papás a los que adoro. Me siento enormemente bendecido, pues he comprobado la calidad de las personas que me rodean y la de los que durante esta, no muy agradable, experiencia me han atendido y acompañado.Podría mencionar a unos pero me quedo y os llevo en mi corazón a todos Pablo, Cintya, Úrsula, Alejandra, Merche, Pau, Pilar, Manu, Sandra, Lorena.Gracias equipoGracias por esta nueva oportunidad Dukan.