Situado en pleno centro de la ciudad, en la plaza del mercado, muy cerca de los principales monumentos. Hay parada de autobús urbano justo enfrente. En la zona hay gran cantidad de tiendas, cafeterías, restaurantes y churrerías. El hotel es un edificio modernista, con salones muy acogedores, cafetería y restaurante. El personal es muy amable. La habitación es amplia con techos muy altos y decoración clásica. La temperatura era muy agradable a pesar de que en la calle hacía mucho frío. Las camas son muy estrechas y bajas. Las cortinas dejaban pasar bastante luz por la noche. Los interruptores de la luz tenían un piloto encendido que resultaba un poco molesto. Aunque había bastantes enchufes en la habitación, algunos no funcionaban. El cuarto de baño era bastante pequeño y sin bidé, con ducha de hidromasaje aunque un poco vieja. El plato de la ducha estaba desconchado y con algunos parches. No le vendría mal una renovación. El desayuno buffet costaba 8 contratado con antelación y 10 en el propio día. El hotel dispone de un spa con coste adicional 25 para dos personas.